domingo, 22 de enero de 2012

Las vasijas

Un aguador de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero,al llegar, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador así, diciéndole:

"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."

El aguador le respondió compasivamente: "Cuando regresemos a casa quiero que te fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas y todos los días las has regado, y estos dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."

lunes, 2 de enero de 2012

Si no consigues lo que anhelas...

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…

Érase una vez un joven e inexperto campesino que acudió a un mercado a comprar semillas.
Satisfecho con la compra, volvió contento a su aldea dispuesto a plantar cuanto antes aquellas semillas, pues cuanto antes florecieran antes podría recoger los frutos, y es de todos conocida la escasa paciencia que poseen los jóvenes…esto viene siendo así desde hace años y años…
Rápidamente hizo un agujero en la tierra, colocó en él las semillas y se dispuso a taparlo entusiasmado, disponiéndose a regar con toda prisa mientras pensaba:
-“…estas semillas darán frutos, guardaré algunos para mí y venderé los demás en el mercado, y con ese dinero podré comprar más semillas, y así cosecha tras cosecha conseguiré una buena cantidad de dinero…”
Pasaron los días…y el joven pensó que era normal que todavía no germinaran.
Pasaron las semanas…y creyó que tal vez aquella tierra no era lo bastante fértil.
Pasaron los meses…y empezó a sospechar que, tal vez, él no había sembrado en el momento oportuno.
Pasaron algunos años…y daba por cierto que había sido engañado al comprar unas semillas que no iban a germinar.
Pasaron 7 años… y cuando el campesino ya había olvidado aquella siembra, un buen día empezó a brotar de la tierra un pequeño tallo de una planta desconocida. En aquel momento no reparó en la pequeña rama que asomaba…pasaba muy desapercibida entre la hierba…
Pero cuál sería su sorpresa, cuando a la mañana siguiente comprobó que el tallo había crecido… ¡un metro! . Tuvo que frotarse los ojos ante aquella planta casi milagrosa que acababa de emerger de la tierra…”¿cómo puede ser…?” –se preguntaba una y otra vez-.
Y de este modo, día tras día, semana tras semana, aquellos tallos se hacían altos y fuertes a una velocidad asombrosa, elevándose por encima del tejado de su casa y de los árboles que le rodeaban. Entonces recordó cómo hace ya algunos años había plantado en aquel lugar unas semillas algo extrañas; nunca supo de qué eran realmente. Así que volvió al mercado a buscar una respuesta. Los mercaderes le llevaron hasta la casa del más anciano de la aldea, que era el que mejor conocía las hierbas, plantas y árboles del lugar.
-“…sin duda alguna…las semillas que plantaste eran de bambú.”
-“pero…¿cómo puede saberlo? ¡si ni siquiera lo ha visto!
-“…el bambú es una de las plantas más fuertes, resistentes y de más rápido desarrollo que existe. Puede crecer hasta 30 metros en sólo 6 semanas, y resiste tanto el calor abrasador del verano como el más crudo invierno. Es tremendamente resistente y flexible, además de tener un crecimiento rápido y espectacular…¿sabes por qué?”
El joven, asombrado, permanecía atento a las explicaciones del anciano:
-“quisiera saberlo, por favor, cuéntemelo”
-“…porque pasa los primeros siete años creciendo…hacia abajo. Durante esos años forma unas raíces grandes y fuertes que le sostienen y le nutren para luego poder crecer y elevarse de esa forma tan majestuosa y mágica…casi sobrenatural…


Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
…quizás sólo estés echando raíces…