domingo, 25 de marzo de 2012

¿Buena o mala gente?

Cuenta una historia que a la entrada de un pueblo estaba sentado sobre una roca un anciano con su bastón, un hombre justo y sabio, muy apreciado en el pueblo. El anciano se sentaba un rato todas las tardes sobre esa roca y de repente un día apareció un joven en un automóvil, frenó ante él y le preguntó:

- Perdone señor, ¿Lleva usted mucho tiempo viviendo en este pueblo?
- Toda mi vida - contestó el anciano.
- Verá, es que vengo de otra ciudad y he tenido que trasladarme por motivos de trabajo. Perdone, pero ¿Podría decirme cómo es la gente de este pueblo?.
- Pues verá usted - dijo el anciano pensativo - no sabría decirle.
¿Cómo era la gente de su ciudad, de allá de donde viene? - preguntó.
- Ah, pues maravillosa - contestó el joven - Son fantásticos, los niños juegan por la calle, la gente siempre está alegre, los vecinos se ayudan. Todo allí era felicidad.
- Pues verá - contestó el anciano - puede usted alegrarse, la gente de aquí es exactamente igual.
- Muchas gracias, señor.

El joven arrancó su coche y entró en el pueblo. Al poco rato llegó otro joven en otro automóvil, de nuevo se volvió a parar delante del señor y le preguntó:

- Perdone señor, ¿Lleva usted mucho tiempo viviendo en este pueblo?
- Toda mi vida - contestó el anciano.
- Verá… es que vengo de otra ciudad y me he tenido que trasladar por motivos de trabajo. Perdone, pero ¿Podría decirme cómo es la gente de este pueblo?
- Pues verá usted - dijo pensativo - no sabría decirle.
¿Cómo era la gente de su ciudad, de allá de donde viene? - preguntó.
- Ah, pues horrible - contestó el joven - ¡Son terribles! los niños molestan en la calle, la gente camina malhumorada, los vecinos ni se conocen. Todo allí es amargura.
- Pues verá - contestó el anciano - lo siento, pero aquí la gente es exactamente igual;
lo lamento.
- El joven siguió su camino.

Pocos minutos después se acercó al anciano un vecino que lo había escuchado todo, y sorprendido por sus respuestas tan diferentes, le preguntó por qué había cambiado de opinión de esa forma.
El sabio anciano le miró a los ojos y con una voz calmada y serena le contestó:

“Las personas, los pueblos, las cosas que nos pasan, no son más que el reflejo de lo que nosotros vemos en ellos. Es nuestra mirada la que las hace de una u otra forma.”


3 comentarios:

  1. GRANDES PALABRAS LAS QUE APORTAS, ME ENCANTA TU BOG!!

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  2. Yo creo que hay de todo, buenas y malas personas, pero muchas veces juzgamos por las apariencias y deberíamos conocerlas antes.

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  3. Muy cerca, a diario, tengo ejemplos clarísimos de lo que son buenas y malas personas. A las malas siempre procuro buscarles una excusa, algo que justifique su comportamiento, no quiero pensar que puedan ser así porque si, aunque las evito lo máximo posible. Las personas buenas, sencillamente las disfruto y procuro contagiarme de su energía y devolverles la sonrisa con toda sinceridad. A veces me pregunto cómo me considerarán a mi, pero ya me preocupo de no dar motivos para hacerme malo, aunque, como todos, tengo mis momentos tormentosos en los que es mejor no tenerme cerca.

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