domingo, 21 de octubre de 2012

Canciones para curar


...¿Te ha pasado alguna vez que al ver una fotografía, percibir un aroma o escuchar una melodía no has podido evitar sentirte de una determinada manera?
Es casi instantáneo; de repente aparece una emoción y por más que te esfuerces es muy difícil vencerla, así que me permito sugerirte algo: si es agradable, disfrútala.
Si es dolorosa, prueba a confrontar a esa emoción con otra. Conocer lo que te hace sentir bien de esa forma "automática" te puede ayudar, es más, seguramente ya lo has puesto en práctica alguna vez, pero ahora te invito a que lo hagas conscientemente y amplíes esa caja de herramientas que todos tenemos para facilitarnos la vida.
Permíteme que te muestre alguna de las mías, en este caso, frases de algunas canciones:

"...no te quedes aguardando a que pinte la ocasión, que la vida son dos trazos y un borrón..."
"...tengo miedo de que el miedo te eche un pulso y pueda más, no te rindas, no te sientes a esperar..."
                                                                                                                              Rosana Arbelo.



"...Saber que se puede, querer que se pueda..."
                                                                                                                          Diego Torres.



"...sé que mi vida cambió, que me siento mejor, que encontré mi ilusión, hoy voy a escapar de mi propia prisión, buscaré ese lugar donde no haya dolor..."
                                                                                                                         María Aguado.


Espero que te gusten. ¿Cuáles son las tuyas?




jueves, 5 de julio de 2012

Mirar hacia un@ mism@


La joven pareja acababa de mudarse a un nuevo apartamento. Entre cajas precintadas y muebles a medio montar todavía se hacía difícil notar la sensación de estar en casa. Una de aquellas mañanas, con el café en la mano y sin apartar la vista de la ventana Eulalia comentó en voz alta:
-“vaya…pobre mujer. No se ha dado cuenta de que ha tendido las sábanas sucias.”
Miraba con cara de preocupación al balcón de enfrente mientras pronunciaba esa frase y a sus espaldas Diego, su esposo, iba colocando algunas de las cosas que todavía se amontonaban.
Al día siguiente ya habían avanzado bastante trabajo, así que después de comer se permitieron una larga sobremesa comentando las cosas que iban descubriendo de aquel nuevo barrio. Sin haber colgado todavía las cortinas, Eulalia no pudo evitar volver a fijarse en aquel balcón, diciendo:
-“se le habrá estropeado la lavadora…o no sabrá ponerla, porque hoy también ha tendido la ropa sucia, mañana me acercaré a hablar con ella, a ver si la puedo ayudar, me da pena que no se dé cuenta…”
Llegó la mañana y, mientras disponían los últimos detalles de la casa el sol llenaba de luz cada rincón en el momento en que Eulalia terminaba de colocar las cortinas y daba un vistazo al edificio de enfrente:
-“¡Diego, mira, la ropa está limpia, qué bien, ya no tengo que decirle nada!”
A lo que él contestó:
-“Mi amor, no te había dicho que esta mañana me levanté temprano y limpié la ventana”.



martes, 5 de junio de 2012

Mis respuestas


Muchas gracias por vuestra participación e interés, es muy gratificante saber que sois tantos los que leéis el blog desde tantas partes del mundo…¡me encantaría poder saludaros personalmente!
En cuanto a las preguntas, lo prometido es deuda, con un poco de retraso pero aquí están las respuestas, espero que os sean útiles:

Hola yo he intentado dejar de fumar muchas veces pero tengo tanta ansiedad que aguanto muy pocos días y de verdad lo quiero dejar pero no valgo ¿que puedo hacer? crees que un psicologo me podria ayudar. gracias me gusta mucho tu blog.

En primer lugar te felicito por la decisión y la postura activa que has tomado en cuanto a tu salud, enfrentándote una y otra vez a esa ansiedad con el fin de conseguir tu objetivo.
Imagino que habrás hecho un enorme esfuerzo por no fumar durante esos días en que lo has conseguido, y tal vez haya resultado agotador, incluso desalentador, volver otra vez a ese hábito con el sentimiento de “no lo voy a conseguir” o “no valgo”…¿seguro que no lo vas a conseguir?
No olvides que hay una diferencia entre quienes vencen su miedo y lo intentan y quienes se escudan en “no…si yo lo dejo cuando quiera…” o “de algo hay que morirse…” Tú estás en el primer grupo. Ahora: ¿cómo conseguirlo?
El tabaquismo, como todas las adicciones, viene a “rellenar” algún aspecto de nosotros mismos que no tenemos satisfecho o completo.
Para conseguir dejar de fumar SIN ANSIEDAD lo único que hace falta es encontrar y tratar esa necesidad que se está cubriendo con el tabaco, y es aquí donde fracasan la mayoría de métodos: reducen o eliminan el síntoma (fumar) pero no resuelven la causa (inseguridad, timidez, estrés…), así que después de un tiempo de abstinencia se retoma el consumo, añadiendo, además, el sentimiento de fracaso por haber recaído.
Puedes intentar por ti mismo/a buscar qué te hizo empezar a fumar, cómo era tu vida entonces, cómo eras tú, y también analiza qué te hace seguir fumando ahora, cuándo lo necesitas más… y por último, si no lo consigues así, puedes pedir ayuda.
Cuando lo consigas verás que habrá merecido la pena. ¡Ánimo, tú puedes!

Hola Sofía me encanta la idea así que voy a lanzar una pregunta , ¿Podemos confundir estar enamorados con estar agradecidos?, ¿Como diferenciarlo? Muchas gracias y enhorabuena

En respuesta a tu pregunta, hay veces en que las emociones pueden cambiar, confundirse, mezclarse, hay ocasiones en que unas se esconden detrás de otras por diversos motivos, el principal suele ser el miedo a sufrir, y además muchas emociones tienen elementos en común.
Cuando una persona se siente enamorada también experimenta agradecimiento: a la persona amada, a la vida o al destino, por acercarle a esa persona, a Dios (si es creyente), pero el estar enamorada/o incluye también otras emociones, como las “mariposas en el estómago”, ganas de pasar tiempo juntos, deseo, proyectos en común...
aunque cada uno siente el enamoramiento de una manera, así que para diferenciarlo del estar agradecido habría que hacer una autoobservación, un análisis sincero, sin miedo a la respuesta, para saber hasta qué punto hay ingredientes de cada emoción.
A menudo darse cuenta de las cosas es el paso más difícil, pero es el único para poder cambiarlas.

¿Crees que soñar con que pasa una cosa o con una persona significa algo? Es que a mi a veces me pasa que se me repiten pero otras no y me gustaria saberlo

Durante el sueño nuestro cerebro no “desconecta” del todo, sino que trabaja a otro ritmo para facilitar la recuperación y el descanso, dividiendo el sueño en varias etapas que denominamos fases.
Es durante algunas de estas fases, a lo largo de la noche, cuando el cerebro intenta “reorganizar” aquello que durante el día puede haber captado su atención, preocupación, incluso a veces se recuperan asuntos del pasado que nuestro cerebro entiende como “no resueltos”; este es el caso de los sueños recurrentes, que a menudo son pesadillas que hacen sufrir mucho a quien las padece, puesto que en el momento de tenerlas se sienten como reales.
Cuando se tiene un sueño recurrente hay que preguntarse: ¿Qué significa para mí lo que aparece en el sueño?¿Qué emociones siento durante y después del sueño?¿Qué debería ocurrir durante el sueño para que ese asunto quede resuelto y no me preocupe?






martes, 22 de mayo de 2012

Tus preguntas


Hoy no te voy a contar nada. Podría compartir contigo alguna historia, como he hecho otras veces, e imaginar si te ha gustado, qué emociones has sentido al leerla, pensar si te servirá de ayuda...
Pero hoy he decidido callarme y escucharte. ¿En qué te puedo ayudar?
A menudo durante una consulta o al terminar una charla, incluso de manera espontánea al comentar que soy psicóloga me suelen hacer preguntas acerca de diversos temas, en general, o para casos más concretos. Hay personas que por timidez o muchos otros motivos no dan el paso, así que te invito a aprovechar esta oportunidad para que preguntes, comentes, expongas...deja tu pregunta en el apartado "comentarios". Puedes hacerlo de forma anónima, si lo prefieres.
¡Prometo contestar!


domingo, 6 de mayo de 2012

Cambio de rumbo

A veces nos empeñamos en que son los demás, la sociedad, el mundo,
el universo, los que tienen que cambiar…

Dos acorazados asignados a la escuadra de entrenamiento habían estado de
maniobras en el mar con tempestad durante varios días. Yo servía en el buque
insignia y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad
era pobre; había niebla, de modo que el capitán permanecía sobre el puente
supervisando todas las actividades.
Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informó:
“Luz a estribor”.
“¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?” gritó el capitán.
El vigía respondió “Directo, capitán”, lo que significaba que nuestro propio
curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque. El capitán llamó al
encargado de emitir señales.
“Envía este mensaje: Estamos a punto de chocar; aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo.”
Llegó otra señal de respuesta. “Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo”.
El capitán dijo: “Contéstele: Soy capitán; cambie su rumbo 20 grados”
“Soy marinero de segunda clase-- nos respondieron--.Mejor cambie su rumbo 20 grados.”
El capitán ya estaba hecho una furia. Espetó:
“Conteste: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados”.
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: “Yo soy un faro”.

Cambiamos nuestro rumbo.

Autor: Stephen R. Covey. Los siete hábitos de la gente altamente efectiva.




domingo, 22 de abril de 2012

Galletitas


A una estación de trenes llega, una tarde, una señora muy elegante.
En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará
aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista,
luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos
del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza
a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo
el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de
galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer
de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y
saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.
Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de
fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora
cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última
galletita.
" No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando
alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha
suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.
- ¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde
el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: " Insolente".
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y
se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ¡Intacto!

Autor: Jorge Bucay.

Este cuento llegó a mi vida, como tantas otras cosas, en el momento
oportuno, hace varios años, de mano de una amiga y maestra. Gracias, Feli.





domingo, 8 de abril de 2012

Recetas para ser feliz

- Cuando dudes de actuar, siempre entre “hacer” y “no hacer” escoge hacer.
Si te equivocas tendrás al menos la experiencia.

- Escucha más a tu intuición que a tu razón.
Las palabras forjan la realidad pero no la son.

- Realiza algún sueño infantil.
Haz algo que siempre quisiste hacer cuando eras pequeña/o.

- No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es; no lo que los
demás esperan o quieren que seas.

- Hoy mismo deja de criticar tu cuerpo. Acéptalo tal cual es sin preocuparte de
la mirada ajena. No te aman porque eres bella. Eres bella porque te aman.

- Una vez por semana, enseña gratis a los otros lo poco o mucho que sabes.
Lo que les das, te lo das. Lo que no les das, te lo quitas.

- Busca todos los días en el diario una noticia positiva. Es difícil encontrarla.
Pero, en medio de los acontecimientos nefastos, siempre, de manera casi
imperceptible, hay una.

- Aunque tengas una familia numerosa, otórgate un territorio personal donde
nadie pueda entrar sin tu permiso.

-Deja de definirte: concédete todas las posibilidades de ser, cambia de caminos
cuantas veces te sea necesario.

Autor: Alejandro Jodorowsky

lunes, 2 de abril de 2012

El campesino

Una historia China habla de un anciano campesino que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él y lamentar su desgracia, el labrador replicó: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?”.
Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces, los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe? “.
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir : “ ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe? “. Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?.

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo, puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañoso.

Autor: Tony de Mello.


domingo, 25 de marzo de 2012

¿Buena o mala gente?

Cuenta una historia que a la entrada de un pueblo estaba sentado sobre una roca un anciano con su bastón, un hombre justo y sabio, muy apreciado en el pueblo. El anciano se sentaba un rato todas las tardes sobre esa roca y de repente un día apareció un joven en un automóvil, frenó ante él y le preguntó:

- Perdone señor, ¿Lleva usted mucho tiempo viviendo en este pueblo?
- Toda mi vida - contestó el anciano.
- Verá, es que vengo de otra ciudad y he tenido que trasladarme por motivos de trabajo. Perdone, pero ¿Podría decirme cómo es la gente de este pueblo?.
- Pues verá usted - dijo el anciano pensativo - no sabría decirle.
¿Cómo era la gente de su ciudad, de allá de donde viene? - preguntó.
- Ah, pues maravillosa - contestó el joven - Son fantásticos, los niños juegan por la calle, la gente siempre está alegre, los vecinos se ayudan. Todo allí era felicidad.
- Pues verá - contestó el anciano - puede usted alegrarse, la gente de aquí es exactamente igual.
- Muchas gracias, señor.

El joven arrancó su coche y entró en el pueblo. Al poco rato llegó otro joven en otro automóvil, de nuevo se volvió a parar delante del señor y le preguntó:

- Perdone señor, ¿Lleva usted mucho tiempo viviendo en este pueblo?
- Toda mi vida - contestó el anciano.
- Verá… es que vengo de otra ciudad y me he tenido que trasladar por motivos de trabajo. Perdone, pero ¿Podría decirme cómo es la gente de este pueblo?
- Pues verá usted - dijo pensativo - no sabría decirle.
¿Cómo era la gente de su ciudad, de allá de donde viene? - preguntó.
- Ah, pues horrible - contestó el joven - ¡Son terribles! los niños molestan en la calle, la gente camina malhumorada, los vecinos ni se conocen. Todo allí es amargura.
- Pues verá - contestó el anciano - lo siento, pero aquí la gente es exactamente igual;
lo lamento.
- El joven siguió su camino.

Pocos minutos después se acercó al anciano un vecino que lo había escuchado todo, y sorprendido por sus respuestas tan diferentes, le preguntó por qué había cambiado de opinión de esa forma.
El sabio anciano le miró a los ojos y con una voz calmada y serena le contestó:

“Las personas, los pueblos, las cosas que nos pasan, no son más que el reflejo de lo que nosotros vemos en ellos. Es nuestra mirada la que las hace de una u otra forma.”


domingo, 18 de marzo de 2012

Las ranitas en la nata

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: “No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.
Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso liquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo “¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora”.
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla. Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.

Jorge Bucay.


domingo, 19 de febrero de 2012

¿Qué quieres hacer tú?

Hace ya muchos, muchos años...en un lugar muy lejano...
Ocurrió que un peregrino se dispuso a descansar a la sombra de un frondoso árbol. Había sido una larga jornada de varios kilómetros bajo el sol abrasador y pensó que estaría bien reponer fuerzas antes de llegar al próximo pueblo, en el que pasaría la noche. Saboreando la sencilla y escasa merienda como si de un manjar se tratase y disfrutando del maravilloso paisaje que tenía ante sí, no pudo evitar fijarse en aquellos tres hombres que trabajaban cerca del camino, unos metros más adelante.
-“Qué trabajo tan duro…”- pensó-, mientras les observaba golpeando incansablemente aquellas enormes piedras.
Tras varios minutos de admirar el esfuerzo con el que aquellos trabajadores realizaban su tarea se dio cuenta de que, a pesar de estar haciendo lo mismo, su actitud era sin duda muy diferente, así que, ya que el camino pasaba muy cerca de ellos y desde esa mañana no había encontrado a nadie con quien hablar, decidió acercarse y buscar algo de conversación:
-“Buenas tardes, estoy de paso por aquí y al pararme un rato he visto que está usted trabajando; ¿qué está haciendo?”
Con el gesto serio y mientras golpeaba con el martillo contestó bruscamente:
-“¿Qué pregunta es esa?¿Es que no lo ve? Me gano la vida picando piedras. No me haga perder el tiempo.”
Así que continuó y unos metros más adelante se paró frente al segundo hombre que silbaba una canción mientras golpeaba una y otra vez con su martillo y su cincel:
-“Buenas tardes, pasaba por aquí y llevo un rato viéndole trabajar. ¿Qué está haciendo?”
El segundo trabajador soltó sus herramientas, empezó a acariciar la piedra y sonriendo contestó: “Estoy tallando esta hermosa piedra lo mejor que sé”
Y el peregrino siguió adelante hasta que estuvo cerca del tercer hombre, que tarareaba alegremente mientras golpeaba una enorme piedra, al igual que los otros dos, con un martillo y un cincel.
-“Buenas tardes, les he visto hacer su trabajo y me llama la atención lo contento que parece, ¿Qué está haciendo?
El hombre soltó sus herramientas, le miró a los ojos emocionado y contestó:
-“¡Pues claro que estoy contento!¡Estoy construyendo una catedral!”

Cualquier pequeño detalle de nuestra vida puede quedarse en eso, en algo pequeño y aislado, sin valor, o podemos darle un sentido y utilizarlo para construir algo mucho más grande.
Yo elijo convertir mis piedras en catedrales.

¿Qué quieres hacer tú?

domingo, 22 de enero de 2012

Las vasijas

Un aguador de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero,al llegar, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador así, diciéndole:

"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."

El aguador le respondió compasivamente: "Cuando regresemos a casa quiero que te fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas y todos los días las has regado, y estos dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."

lunes, 2 de enero de 2012

Si no consigues lo que anhelas...

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…

Érase una vez un joven e inexperto campesino que acudió a un mercado a comprar semillas.
Satisfecho con la compra, volvió contento a su aldea dispuesto a plantar cuanto antes aquellas semillas, pues cuanto antes florecieran antes podría recoger los frutos, y es de todos conocida la escasa paciencia que poseen los jóvenes…esto viene siendo así desde hace años y años…
Rápidamente hizo un agujero en la tierra, colocó en él las semillas y se dispuso a taparlo entusiasmado, disponiéndose a regar con toda prisa mientras pensaba:
-“…estas semillas darán frutos, guardaré algunos para mí y venderé los demás en el mercado, y con ese dinero podré comprar más semillas, y así cosecha tras cosecha conseguiré una buena cantidad de dinero…”
Pasaron los días…y el joven pensó que era normal que todavía no germinaran.
Pasaron las semanas…y creyó que tal vez aquella tierra no era lo bastante fértil.
Pasaron los meses…y empezó a sospechar que, tal vez, él no había sembrado en el momento oportuno.
Pasaron algunos años…y daba por cierto que había sido engañado al comprar unas semillas que no iban a germinar.
Pasaron 7 años… y cuando el campesino ya había olvidado aquella siembra, un buen día empezó a brotar de la tierra un pequeño tallo de una planta desconocida. En aquel momento no reparó en la pequeña rama que asomaba…pasaba muy desapercibida entre la hierba…
Pero cuál sería su sorpresa, cuando a la mañana siguiente comprobó que el tallo había crecido… ¡un metro! . Tuvo que frotarse los ojos ante aquella planta casi milagrosa que acababa de emerger de la tierra…”¿cómo puede ser…?” –se preguntaba una y otra vez-.
Y de este modo, día tras día, semana tras semana, aquellos tallos se hacían altos y fuertes a una velocidad asombrosa, elevándose por encima del tejado de su casa y de los árboles que le rodeaban. Entonces recordó cómo hace ya algunos años había plantado en aquel lugar unas semillas algo extrañas; nunca supo de qué eran realmente. Así que volvió al mercado a buscar una respuesta. Los mercaderes le llevaron hasta la casa del más anciano de la aldea, que era el que mejor conocía las hierbas, plantas y árboles del lugar.
-“…sin duda alguna…las semillas que plantaste eran de bambú.”
-“pero…¿cómo puede saberlo? ¡si ni siquiera lo ha visto!
-“…el bambú es una de las plantas más fuertes, resistentes y de más rápido desarrollo que existe. Puede crecer hasta 30 metros en sólo 6 semanas, y resiste tanto el calor abrasador del verano como el más crudo invierno. Es tremendamente resistente y flexible, además de tener un crecimiento rápido y espectacular…¿sabes por qué?”
El joven, asombrado, permanecía atento a las explicaciones del anciano:
-“quisiera saberlo, por favor, cuéntemelo”
-“…porque pasa los primeros siete años creciendo…hacia abajo. Durante esos años forma unas raíces grandes y fuertes que le sostienen y le nutren para luego poder crecer y elevarse de esa forma tan majestuosa y mágica…casi sobrenatural…


Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…
…quizás sólo estés echando raíces…